Me acuerdo, de Joe Brainard

Me acuerdo es un libro singular. No es una novela, ni un poemario, ni un ensayo, ni unas memorias, ni un libro de aforismos…; es simplemente lo que si título indica, un montón de recuerdos desordenados —más de un millar— de la infancia, adolescencia y primera juventud del artista norteamericano Joe Brainard (1942, Salem, Arkansas-1994, Nueva York), encabezados sistemáticamente por “Recuerdo…” —I Remember. Frases cortas, a menudo de una o dos líneas, donde se limita a evocar una imagen, un rostro, una canción, un sueño, una situación, un pensamiento, una inquietud… La fórmula es tan simple y sugerente que no puedes evitar relacionar el recuerdo contigo mismo y, a partir de ahí, iniciar tu recorrido personal por el espacio de la memoria que Brainard te ha abierto.

Cuando apareció la primera versión de I Remember en el año 1970, fue muy bien recibida por el círculo de artistas y escritores de Nueva York en el que se movía Brainard, y, rápidamente, se puso a ampliar la enumeración de recuerdos, a través de los que retrataba a toda una generación. Porque ésta es la gracia de la obra de Brainard, el hecho de que, debido a los escasos referentes personales concretos y a la sinceridad, el recuerdo trasciende el sujeto individual y se convierte en colectivo. Yo mismo no he podido evitar verme reflejado en algunas de sus frases, a pesar de haber nacido más tarde que él y en Barcelona. Pero hay emociones, pensamientos y sueños del niño-adolescente-joven Brainard que resultan atemporales por el hecho de que provienen de lo esencial del ser humano. “Recuerdo que la polio era lo peor del mundo.” ¿Qué niño, qué padres, antes de que la vacuna se descubriese en los años cincuenta, no veía la poliomielitis como una terrible amenaza? “Recuerdo Sixteen Tons.” Y yo también la recuerdo. Solo que él la recuerda cantada por Marle Travis y yo por José Guardiola. Estos son solo dos ejemplos tomados de las primeras páginas del libro, pero a lo largo de la lectura han sido muchas las veces que he abandonado Joe Brainard para adentrarme en Josep Lorman y repasar una vida compuesta por flashes de la memoria, estos destellos discontinuos que configuran nuestra historia, fragmentos de una existencia que fluye y se nos escapa, y de la que solo guardamos un mosaico de imágenes y sensaciones.

Si abordáis la lectura de Me acuerdo os aconsejo hacerlo en pequeñas dosis; leerlo seguido, fatiga; incluso lo podéis leer de forma desordenada, abriendo el libro al azar, porque la enumeración de recuerdos no tiene ningún orden y únicamente es resultado de los repetidos ejercicios de memoria que hizo Brainard mientras escribía las cuatro series que aparecieron entre 1970 y 1973, y que su amigo Ron Padgett publicó juntas en 1975 con el mismo título de la primera, I Remember

Desde su aparición, la fórmula autobiográfica que Joe Brainard creó ha tenido destacados seguidores tanto de su entorno artístico cercano, como los poetas Ted Berrigan, Kenward Elmslie y Harry Matthews, como de otros ámbitos culturales. El año 1978, el escritor francés Georges Perec publica Je me suviens. Les choses communes I, que dedica al artista norteamericano en reconocimiento a su original aportación. El año 1997, Marcello Mastroianni y su pareja, la directora Anna Maria Tató, realizaron el film documental Marcello Mastroianni: mi ricordo, si, io mi ricordo, en el que, siguiendo la fórmula Brainard, el actor recuerda su pasado.

Más allá de su valor literario, en los últimos años, el carácter universal de la fórmula I Remember la ha situado en el terreno terapéutico y ha sido incorporada en talleres de escritura para enfermos de Alzheimer. De modo que estoy valorando como medida preventiva si yo mismo inicio este ejercicio de exploración de la memoria. ¡Es tan fascinante!