Un día en el Rafael Verdera

La semana pasada fuimos a la isla de Cabrera con el Rafael Verdera. El día era claro y la mar, tranquila, pero nos faltó el viento para poder navegar a vela desde el principio. Sí que lo hicimos a la vuelta con la mayor, la mesana y un foque desplegados para aprovechar un vientecillo de levante que soplaba con tanta suavidad que nos hizo llegar a l’Esyanyol casi dos horas más tarde de lo previsto.

El Rafael Verdera es un pailebote de dos palos, de 30 m de eslora y 5,6 de manga, que fue construido el año 1841 en Ibiza. Sus armadores lo dedicaron al transporte de mercancías entre las islas Baleares y la península, con incursiones al norte de África, hasta la segunda mitad del siglo XX. Resistió la competencia de los vapores y no es hasta 1920 que le incorporan el primer motor. Con esta modernización siguió navegando varias décadas más hasta que la edad lo confinó en un muelle del puerto de Formentera.

Y allí lo encontró Mikel el año 1984 cuando buscaba un velero antiguo para comprar. No sé cuál era el proyecto inicial de Mikel, porque cuando lo conocí en 1993 ya se dedicaba a hacer charters y salidas con turistas por la bahía de Palma. Entonces, una de sus ofertas de navegación era ir al golfo de León a ver ballenas. La salida duraba diez días y solo se tocaba tierra una única vez en las islas Hyères. Y me apunte al viaje.

Cuando vi el barco en el puerto de Palamós, que era de donde zarpábamos, me enamoré de él. En ese tiempo iba aparejado con vela latina y su estampa era de película de piratas. De hecho, entre las diversas actividades en las que ha intervenido, dos han sido el cine y la publicidad. A bordo también se han celebrado fiestas, bodas, aniversarios, presentaciones de libros y otros eventos. El Rafael Verdera es un marco exótico y original que fascina a los románticos.

La navegación a vela durante días y la observación de grandes cetáceos fue una experiencia grata e impresionante, que he procurado transmitir a través de lo que mejor sé hacer –lo que no quiere decir que lo haga bien–, que es escribir. Desde entonces he hecho salir el Rafael Verdera en varias novelas y lo he convertido en protagonista de una trilogía –El niño que jugaba con ballenas, La febre del corall y Pirates de Lampedusa–, junto con una tripulación que es una réplica de la de verdad.

El hecho de escribir sobre el barco y la necesidad de asesorarme sobre la navegación a vela fue creando un vínculo de amistad entre Mikel y yo que se ha mantendo durante años, facilitado por el hecho de que, a partir de conocer a Isabel, mis estancias en Mallorca pasaron a ser frecuentes. La irrupción en la vida de Mikel de Nuri (una manresana enérgica y aventurera, que le proporcionó una tripulación en potencia –Iñaki y Sara–, que ahora ya es un hecho) incorporó la vida familiar a bordo del Rafael Verdera.

Con este nuevo estímulo, Mikel reemprendió la transformación del velero hasta convertirlo en un moderno barco antiguo con capacidad para hacer la vuelta al mundo si se lo proponen. Se ha cambiado quilla, forros y cuadernas; el aparejo latino ha sido substituido por el de ketch, con velas cangrejas más fáciles de maniobrar, se han incorporado dos motores nuevos y toda la tecnología electrónica aplicada a la seguridad en la navegación; la antigua bodega se ha convertido en camarotes; se potabiliza el agua de mar y cámaras frigoríficas y neveras conservan los alimentos durante meses. Solo les resta esperar el momento oportuno y zarpar para realizar el sueño de todo navegante.

Y mientras este momento no llega, de vez en cuando los amigos disfrutamos de un espléndido paseo en barco por el mar Mediterráneo, nos bañamos lejos de las aglomeraciones de las playas y visitamos parajes singulares, como la Cova Blava, a bordo del velero más antiguo de la flota española.

Para los que quieran conocer algo más del Rafael Verdera  enlazo con su web.

Como el tiempo a bordo de un barco transcurre más lentamente que en tierra, lo tuve para encantarme mirando el mar, charlar con amigos, conocidos y desconocidos con los que compartíamos navegación, nadar y hacer fotografías, Os muestro algunas más.

(La foto pequeña del collage la he tomado de internet)