El renacido

Nos habían advertido que era un sufrimiento constante desde el inicio, pero, si he de ser sincero, yo no sufrí en absoluto, al contrario, disfruté como pocas veces del magnífico trabajo del colectivo de técnicos y artistas que ha dirigido Alejandro González Iñárritu.

Porque desde la primera secuencia la grandiosidad y belleza del marco natural de la película y la épica de los personajes me capturó y ya no me soltó hasta el final. Para mí la historia pasó a ser una anécdota, el hilo conductor de un viaje en el tiempo y en el espacio que me introducía en un mundo primitivo y salvaje en el que diversos grupos humanos intentaban sobrevivir. La brutalidad, la desesperación, la lucha tenaz y resignada para alcanzar la salvación, todo esto forma parte de una gran sinfonía cinematográfica dedicada a la naturaleza en el sentido más amplio del término. Así lo interpreté y así vi la película. Todo lo integré en la composición: los primeros planos de los rostros sucios y endurecidos, tan expresivos que te sitúan dentro del personaje y te muestran su alma, las acciones violentas de las que todos son víctimas y verdugos, los bosques de coníferas llenos de rumores inquietantes y silencios sobrecogedores, las montañas nevadas, las aguas corrientes, unas veces tranquilas y rumorosas, otras furiosas y rugientes, las praderas dilatadas cubiertas de nieve, de una nieve que cae y cae, y parece que nunca vaya a dejar de caer… La cámara te lo va mostrando todo siguiendo el relato de un argumento simple que gira alrededor de la supervivencia y la venganza. Y lo hace con una precisión y una belleza extraordinarias.

Y tras el relato épico de la lucha del protagonista por vivir, está la aventura épica del rodaje. Creo que cualquier espectador atento intuye el gran esfuerzo que ha significado hacer la película. Pero para todos aquellos que hemos trabajado en el cine no es una intuición sino una certeza. Y esto también lo encontré admirable. La lucha de un grupo de cineastas por lograr su propósito artístico en unas condiciones de trabajo extremas; la tenacidad de un equipo de rodaje por obtener aquello que más se acerque a lo que imaginó el director; insistir, repetir una toma una y otra vez hasta el límite de la resistencia de cuerpos y mentes; todos, desde el director al último auxiliar, implicados en el reto de hacer una gran película. Y lo consiguen.

Esta vez no discutiré los Oscar ni al mejor director ni al mejor actor, porque realmente ambos han realizado una tarea admirable que los hace merecedores del reconocimiento. Y no solo por lo que se ve en la pantalla, sino también por lo que no se ve. Alejandro González Iñárritu demuestra que es capaz de hacer frente al desafío cinematográfico que el mismo se ha planteado con gusto y acierto. A El renacido (The Revenant, 2015) todo está bien: dirección, intérpretes, fotografía, música, localizaciones, ambientación… Y el reconocimiento le llega con el Globo de Oro a la mejor película dramática. Leonardo DiCaprio hace una recreación extraordinaria de Hugh Glass, el explorador que vivió entre 1780 y 1833, y que entró en la leyenda al realizar el largo viaje a través del alto Missouri tras ser atacado por un oso y quedar malherido en el que se basa la película.

Aún no he visto Spotlight, que se ha llevado el Oscar a la mejor película, pero tiene que ser muy buena para superar a El renacido. Seguramente la clave de este Oscar debe de estar en el argumento, en el hilo conductor del relato cinematográfico, que es el único aspecto en el que El renacido puede ser superada. Y no por falta de coherencia con la obra en sí misma, sino simplemente por falta de originalidad. La epopeya del hombre solo enfrentado a las fuerzas de la naturaleza se ha tocado repetidamente; incluso hay una película de 1971, dirigida por Richard D. Sarafian y protagonizada por Richard Harris y John Huston ―Man in the Wilderness―, que también se basa en el famoso viaje de Hugh Glass a Fort Kiowa. Pero, por lo que yo recuerdo, ninguna de las películas que he visto sobre gestas de supervivencia me ha fascinado como lo ha hecho El renacido

Retrato del grupo de cazadores de bisontes que protagonizan El renacido; en el centro, Leonardo DiCaprio en el papel de Hugh Glass