La odisea daliniana de Bartomeu Payeras y Tomeu l'Amo

Buscando información para escribir la nota anterior (07/08/2019) donde hablo del artista mallorquín Tomeu l’Amo, supe de su extraordinaria aventura para autentificar un presunto cuadro de Dalí que había comprado a un anticuario. Como vi que él mismo había escrito un libro hablando de ello, le pedí cómo podía conseguirlo, y amablemente me regaló un ejemplar.

La historia es apasionante y se ha desarrollado durante veinticuatro años. La cosa fue así:

En el año 1988 Bartomeu Payeras estaba en Girona, en casa de su hermana, recuperándose de una intervención en el hombro. En uno de sus paseos por la ciudad entró en la tienda de un anticuario. En un rincón, entre muebles viejos y trastos, había un cuadro lleno de polvo. Se acercó a él. Entonces, su alter ego, el artista, el hombre que había aprendido a mirar la luz y los colores, tuvo un presentimiento. Aquella obra le recordaba la paleta de un pintor famoso, pero no sabía cuál. Pidió el precio. 25.000 pesetas. Y abandonó la tienda intentando localizar entre la obra de los pintores que conocía los rasgos que le había evocado la pintura. Hasta que llegó a Salvador Dalí. ¡Sí, la paleta del joven Dalí tenía aquel cromatismo! A Tomeu l’Amo le dio un vuelco el corazón y salió corriendo en busca de su hermana para que le dejase el dinero. Y aquella misma noche, en casa, al sacarle el polvo a la pintura, descubrió lo que parecía una dedicatoria y una firma: “Al meu benvolgut professor en el dia del seu natalici. 27/IX-96. Dalí”. (“A mi querido profesor en el día de su nacimiento. 27/IX-96. Dalí”).

A partir de este momento la vida de Bartomeu Payeras y de Tomeu l’Amo cambió. No la vida prosaica, la del día a día, la que tiene que resolver los problemas básicos, que siguió implacable, sino la vida emocional, la que se alimenta de ilusiones y esperanzas, la que hace de las obsesiones una forma de vivir. Y la obsesión de Bartomeu Payeras-Tomeu l’Amo fue llegar a descubrir el secreto de aquella pintura y demostrar al mundo que estábamos ante una obra desconocida del genio de Cadaqués, una obra que acabó titulando Nacimiento intrauterino de Salvador Dalí y situándola alrededor de 1922.

Desde 1988 a 2012, que es cuando Tomeu l’Amo empieza a escribir el libro en donde cuenta todos los pasos dados hasta obtener una certificación de autenticidad de Nicolas Descharnes, hijo de Robert Descharnes y heredero del gran archivo y del prestigio como garante de la obra de Dalí que tenía el padre, pasan veinticuatro años de investigación y estudio de la pintura y su autor que convierten a Tomeu en un verdadero especialista en Salvador Dalí, con aportaciones originales sobre la interpretación de su obra.

Pero antes de llegar al final de la odisea daliniana con la presentación de Nacimiento intrauterino de Salvador Dalí en el Círculo de Bellas Artes de Madrid, el mayo del 2014, ante la prensa especializada internacional, Bartomeu Payeras-Tomeu l’Amo había tenido que hacer frente a la indiferencia de los especialistas y de la misma comisión de acreditación de la Fundació Gala-Salvador Dalí a pesar de que la documentación aportada justificaba el análisis de la obra. Fue él en solitario quien, con la perseverancia de un monje tibetano, fue reuniendo indicios que fundamentaban la idea de que lo que tenía en casa era un Dalí auténtico, quien a base de pasar centenares de horas ante el cuadro logró resolver el enigma de la dedicatoria y la fecha, quien, a pesar de las dificultades económicas que el infortunio le arrojó encima, hizo restaurarlo, radiografiarlo y analizar los pigmentos, y quien, finalmente, tras reunir la documentación necesaria a base de viajes a París, Figueres y Barcelona, encargó un análisis grafotécnico y pericial a uno de los mejores especialistas españoles, que certificó que dedicatoria y firma habían sido escritas por la mano de Dalí. Era la prueba definitiva, la que había de decidir a Nicolas Descharnes certificar la obra.

La inmersión en el mundo daliniano que ha hecho Tomeu l’Amo a partir del hallazgo casual de la pintura en Girona ha sido un desafío admirable y agotador que, además de la recompensa del éxito, estoy seguro que ha significado para el hombre una transformación interior por todo lo que ha tenido de proceso alquímico, de lento y persistente trabajo de búsqueda de la verdad, en este caso encarnada en la primera pintura surrealista de Salvador Dalí, donde el joven artista representa, rodeado de ángeles, el nacimiento del Divino Dalí —27/09/1896—, más allá de la breve vida de su hermano homónimo, en quien vive reflejado como en un espejo, y de su nacimiento mortal el 11 de mayo de 1904, en Figueres.

(Fotos: La foto de Salvador Dalí del encabezamiento ha sido bajada de internet y manipulada por ordenador; las fotos de la dedicatoria y del cuadro Nacimiento intrauterino de Salvador Dalí han sido cedidas por Tomeu l'Amo)