Momentos

Lectura en el aeropuerto

Durante todos estos años que voy y vengo de Barcelona a Mallorca y de Mallorca a Barcelona casi cada mes he ido encontrando un placer especial en leer en el aeropuerto. Llego una hora antes del embarque y leo. Es una lectura tranquila, despreocupada, vacía la cabeza de cualquier pensamiento que no se refiera al texto de la obra que tengo entre las manos. Los problemas que se han podido plantear en Mallorca quedan atrás y los que me esperan en Barcelona siguen aparcados, y viceversa. En el aeropuerto se produce una especie de suspensión vital, un paréntesis dentro del acontecer atareado en el que me muevo al llegar a cualquiera de los dos destinos. Al regresar a casa a penas iniciado el 2019 he intentado encontrar una explicación a esta paz que me inunda mientras estoy en el aeropuerto, y la explicación que encuentro es que durante el tiempo de espera, superado el trámite de los controles, me convierto en sujeto pasivo de una acción que no puedo controlar, y, consciente de ello, me libero que cualquier tensión, me acomodo en un lugar bien iluminado, saco el libro y leo. Es como cuando estás enfermo de una gripe o una gastroenteritis. La vida cotidiana se interrumpe bruscamente al aceptar la contingencia y desconectas de obligaciones y compromisos para seguir al pie de la letra las instrucciones del médico con el único propósito de sanar lo antes posible para seguir con el día a día.

Evidentemente, esperar en el aeropuerto no es lo mismo que pasar una enfermedad, pero encuentro que la sensación de alivio que experimento durante el intervalo se le parece. La situación de tránsito entre los espacios A y B, en donde se desarrolla mi vida, me proporciona un espacio 0, vacío de responsabilidades, en el que lo único que tengo que hacer es limitarme a seguir las instrucciones que me darán por las pantallas y la megafonía. Y mientras no recibo ninguna, leo con un placer singular, sintiéndome simplemente yo.

En esta última espera terminé la lectura de La nit de les papallones, de Jordi Coca. Un libro espléndido inspirado en la estriper Christa Leem y que da buena medida de la talla literaria de Coca, a quien considero uno de los mejores escritores catalanes actuales. Abstraído de una realidad que no me requería mucha atención, tuve tiempo de reflexionar sobre la dificultad de escribir una obra como ésta y la habilidad del autor en resolverla con elegancia y un uso de la palabra exquisito a la hora de pintar los claroscuros de la vida de la protagonista y el mundo de la noche de Barcelona durante los últimos años del franquismo y los primeros de la transición.