Litoral de Mallorca

Portals Vells

Hay lugares de Mallorca que Isabel, en los veintitrés años que nos conocemos, no me ha llevado nunca y, cuando le he propuesto visitar alguno, siempre se ha negado en redondo. “Yo no voy. Todo son hoteles y chalés” es su argumento. Su pasado de militante ecologista del GOB le ha provocado un rechazo visceral a todos aquellos sitios que la ocupación turística especulativa y salvaje ha desgraciado. Pero yo no tengo ninguna culpa de esto, y mi faceta de geógrafo, que quiere conocerlo todo de un territorio, lo bueno y lo malo, se resiste a aceptar la existencia de espacios prohibidos. Esta semana, finalmente, tras negarme a caminar una vez más por el Paseo Marítimo de Palma o por el del Arenal, ha accedido a ir a Portals Vells.

Portals Vells es una cala del término de Calvià, que se subdivide en tres calas menores; urbanizada por su lado norte desde muy al principio del boom turístico, aún hoy siguen construyendo. Estas calas de la bahía de Palma, que en verano están a reventar de bañistas y embarcaciones, en esta época del año todavía te ofrecen parte de su encanto, ya que los arenales están vacíos y los chiringuitos, cerrados. Portals Vells, además, tiene el aliciente de la existencia de un antiguo santuario dedicado a la Virgen del Carmen en el interior de la cantera medieval de donde, según dicen, se extrajo la piedra para construir la Seo. De hecho, el nombre de Portals Vells tiene su origen en las tres entradas a la cantera abierta en la pared del risco que cierra la cala por el sur y que parecen realmente tres portales que den acceso a las entrañas de la Tierra.

El interior de la cantera, que es inmenso, te ofrece la sorpresa de toda una serie de relieves esculpidos en una de las paredes y que constituyen rastros del antiguo santuario que, según la leyenda, se origina cuando, en el siglo XV, unos navegantes genoveses que sobrevivieron a un temporal refugiándose en la cala depositaron en el interior de la cantera, ya abandonada, la imagen de la Virgen del Carmen que llevaban en el barco. Situada inicialmente en un pequeño altar excavado en la roca, a partir de aquel momento la imagen fue objeto de veneración por parte de pescadores y habitantes de la zona, y cuentan que, tantas veces como la quisieron trasladar a un nuevo enclave, en Calvià, tantas veces, misteriosamente, regresaba a la cueva. Actualmente la imagen está en un oratorio, en Portals Nous.

Pero éste no es el único relato tejido alrededor del santuario. Los relieves que lo adornan también tienen su leyenda, que lo reivindican como un lugar de reunión y plegaria de los caballeros de la Orden del Temple. Estudiosos de los templarios y esotéricos encuentran que existe un evidente paralelismo entre los motivos tallados en la roca y el imaginario templario de otros lugares de culto —el Sol, la Luna, ruedas solares y una cabeza que, para sus perseguidores, representaría la de la deidad antropomorfa de Baphomet o Mafumet, encargado, en el purgatorio, de los siete infiernos y señor de los demonios que rigen los siete pecados capitales, y para sus defensores, la de Jesucristo o la de San Juan Bautista.

De las tres pequeñas calitas que hay en el fondo de la cala de Portals Vells, la del medio lleva el nombre de Cala del Mago; nombre que le viene de la película inglesa The Magus (1968), de Guy Green, interpretada por Michael Caine, Anthony Quinn, Candice Bergen, Anna Karina i Julian Glover, y que en el año 1967 se rodó allí. La película tenía que rodarse en Grecia, pero el golpe de estado del 21 de abril de 1967, que dio paso a la Dictadura de los Coroneles, hizo alterar los planes de la productora, que finalmente eligió Mallorca y esta calita de Portals Vells para simular una isla del mar Egeo.